GRANADA: NUESTRA CIUDAD
La
bellísima ciudad de Granada se levanta a los pies de Sierra Nevada, sobre la
confluencia de los ríos Genil, Darro y Beiro, y la vega que lleva su nombre. La
población se asienta partiendo de dos colinas, una en la que está el Albaicín
y en la otra la Alhambra.
La Granada de hoy es una ciudad profundamente marcada por su condición universitaria y de importante destino turístico, que ofrece al visitante todo lo que este espera encontrar en una ciudad moderna (servicios, diversión y ocio, actos culturales, etc…), y a la vez, porque ha sabido mantener el equilibrio entre el progreso y el rico legado que la historia le ha dejado, posee el embrujo que tienen sus calles, paisajes y monumentos y que hace de Granada un sitio tan especial.
La
ciudad ha estado habitada desde tiempos antiquísimos. Ya en la época de los íberos
se asentaron en ella los túrdulos. Posteriormente mantuvo contactos con
fenicios, cartagineses y griegos quienes establecieron allí algunas colonias,
siendo conocida por los griegos en el siglo V a. de C. como Elybirge.
En
los primeros siglos de nuestra era, bajo dominio romano, pasó a denominarse Ilíberis. Después, bajo la ocupación de los visigodos, se mantuvo
la importancia de la ciudad tanto en el plano religioso como en el civil, además
de en el militar.
Durante
este período, se asentó en la ciudad una comunidad hebrea en lo que constituía
más un barrio que una población independiente y que se llamaba Garnata
o Garnata
al-Yahud
(la Granada de los judíos). Con el apoyo de esta población hebrea los
musulmanes, acaudillados por Tariq, tomaron Ilíberis
en el año 711, si bien esta ocupación no fue definitiva hasta el 713. Los
árabes dieron a la ciudad el nombre de Ilbira
(Elvira para los cristianos).
Más
tarde, propiciada por las luchas intestinas entre los diversos grupos étnicos y
culturales que vivían en ella, la ciudad sufrió una grave destrucción en el
1010. Después de esto, y tras un período en el que los nombres de la ciudad se
confundían, acabó afianzándose el de Garnata,
que es el que ha perdurado hasta hoy derivando en Granada. En el 1013 Granada se
constituyó en reino independiente con la llegada de la dinastía de los ziríes
de África. A finales del siglo XI la población se extendió por toda la colina
del Albaicín y al otro lado del Darro hasta la Alhambra.
Con
la llegada de la dinastía Nazarí, Granada experimenta un auge inigualado,
llegando su reino a ocupar completamente lo que hoy son las provincias de
Granada, Málaga y Almería, y gran parte de las de Sevilla, Jaén, Córdoba y Cádiz.
Bajo el reinado del primer rey nazarí, Alhamar, que llega a favorables acuerdos
con Fernando III y se declara su vasallo, se extiende la ciudad a los pies de la
colina de la Alhambra y del Albaicín. Se construye el palacio de la Alhambra y
en la parte baja de la ciudad se instalan la Madraza, las aduanas y gran parte
de la industria de la ciudad.
En
el siglo XV, las luchas internas entre familias debilitan al reino que en 1492,
siendo rey Boabdil, que no era más que un niño, cae en manos de los Reyes Católicos
el día 2 de enero. Al principio se respetaron las costumbres de los moros, pero
en 1499 el cardenal Cisneros obliga a bautizarse a los moriscos y más tarde se
les grava con fortísimos impuestos y se les prohíbe el uso de sus ropas, sus
costumbres e incluso su lengua. En 1568, debido a la opresión que sufrían, los
moros del Albaicín se rebelan contra Castilla y su caudillo, Fernando de Válor,
conocido como Abén Humeya, se ve obligado a refugiarse en las Alpujarras junto
con su pueblo. El final de la rebelión sobreviene tras la derrota infligida por
Juan de Austria, y tiene como consecuencia la expulsión definitiva de los
moriscos de Granada, concluyendo así ocho siglos de presencia de la cultura árabe
en España que, sin embargo, dejaron una profunda e imborrable huella en la
cultura de Granada y de Andalucía.
En
los siglos XVIII y XIX, Granada fue uno de los destinos más frecuentados por
los llamados "viajeros románticos" que, como el escritor Washington
Irving, acudían a la ciudad atraídos por su singular belleza y las misteriosas
leyendas de princesas cautivas tejidas en torno a la corte de los reyes moros.
1)
La Alhambra y el Generalife:
El
conjunto de la Alhambra y el Generalife, desde su privilegiada situación,
domina toda la ciudad y es, sin duda, su monumento más conocido y emblemático.
Los
orígenes de la Alhambra y el Generalife son confusos. Hay restos claros a
partir del siglo IX, si bien sus momentos más brillantes corresponden a la
monarquía nazarí, entre los S. XIII a XV. En el S. XVI, durante el reinado de
Carlos V, se incorporan al conjunto elementos renacentistas de los que el más
destacado es el Palacio de Carlos V.
La
Alhambra, o Calat al-Amrá (castillo
rojo), fue a la vez palacio, ciudadela y fortaleza. Además de ser la residencia
de los reyes nazaríes, dentro de sus murallas, convivían cortesanos,
funcionarios, mercaderes y soldados. Es por ello que en ella se distinguen
varias zonas como son los palacios propiamente dichos, la Alcazaba que era la zona militar y lo que era la ciudadela o Medina,
hoy ocupada por el Palacio de Carlos V y la Iglesia de Santa María de la
Alhambra que se levantó sobre la antigua mezquita.
La
Alcazaba es el edificio más septentrional y tiene un estilo austero y sobrio, únicamente
roto por el Jardín de los Adarves que es del S. XVII. En ella se
encuentra la Torre de la Vela que es el edificio más alto del conjunto.
A
su vez, los Palacios Nazaríes se componen de tres núcleos destinados cada uno
de ellos a funciones específicas de la vida palatina: el Mexuar o Cuarto
Dorado, desde donde se administraba el reino y donde se reunía el rey con sus
ministros, el Serrallo que era la residencia oficial del rey y el Harén, donde
se encontraban los aposentos reales. En esta parte del monumento destaca la
perfección y armonía de todas sus salas y patios. La decoración preciosista
de techos y paredes compensa la pobreza de los materiales utilizados: yeso y
estuco.
Además
de las edificaciones, en la Alhambra resalta la gran belleza, frescura y
fragancia de los numerosos jardines que, como el de El Partal, entre los
palacios y el Generalife, comunican unos elementos con otros.
Todo el conjunto se halla rodeado por una muralla interrumpida por muchas torres, cada una de las cuales tiene su propia historia o leyenda.
Por
encima de los palacios, en el lugar conocido como Cerro del Sol, se encuentra el
Generalife, o Yannat al-Arif,
construido en el S. XIV como residencia veraniega de los reyes. La parte
más importante del conjunto la constituyen sus jardines, en los que el agua es
el elemento central, ya que sus edificios no son comparables al resto de los
palacios nazaríes y evidencian el carácter íntimo y privado de su uso.
2)
La Catedral y la Capilla Real:
La
catedral de Granada, una de las más suntuosas de España, y la Capilla Real
forman parte del conjunto de edificios cristianos que se levantó sobre la
mezquita mayor tras la conquista.
La
Catedral se empezó a construir en 1518 en estilo gótico, si bien, la mayor
parte de la obra es de estilo renacentista ya que su construcción se prolongó
hasta el 1704. En ella destacan la fachada, obra de Alonso Cano, y la cúpula,
de Diego de Siloé.
La
Capilla Real, adosada a la catedral, alberga los sepulcros de los Reyes Católicos,
obra de Doménico Fancelli, así como los de su hija, Juana la Loca, y su esposo,
Felipe el Hermoso, padres de Carlos V, obra de Bartolomé Ordoñez. En este
monumento, cuya construcción se inició en estilo gótico en 1504 con lo que
pretendía ser una modesta capilla y que finalmente terminó siendo una auténtica
joya del Renacimiento, destacan, además de los sepulcros, el retablo del altar
mayor y la gran reja de hierro debida al maestro Bartolomé.
En
el museo de la Capilla Real se encuentran piezas tan importantes como la corona
y el cetro de la reina Isabel La Católica.
La
elección de Granada como lugar de enterramiento de los Reyes Católicos y de
los padres de Carlos V, quien hizo llevar allí los cuerpos, demuestra la
importancia que la ciudad ocupaba en el esquema del nuevo reino, y formaba parte
del proyecto de “cristianización” de la musulmana ciudad recién
conquistada. De hecho, la elección del lugar en el que Carlos V comienza a
erigir lo que pretendía ser el panteón real de la monarquía española, sobre
la antigua mezquita mayor y junta a La Madraza, lugar de estudio del Corán y la
ley islámica, tiene una intencionalidad clara.
3)
La Lonja, la Alcaicería y la Madraza:
La
Lonja se utiliza actualmente como entrada a la Capilla Real (la entrada original
a ésta quedó dentro de la Catedral). En origen fue casa de contratación y
sede de una banca. Su construcción se inició en 1518, y está justamente
frente a la Alcaicería, el barrio árabe y judío dedicado al comercio. La
Lonja tiene planta rectangular y su fachada está adornada con arcos de medio
punto sobre columnas decoradas con cordones en espiral y bolas; tiene dos pisos
que adornan sus techos con bellísimos artesonados.
Situada
frente a la Capilla Real y a la Lonja, la Madraza o Medersa
(universidad árabe) fue construida por Yusuf I en 1349 y en ella se estudiaba
el Corán. Tras su utilización por los cristianos, a la caída de Granada, como
Casa de Cabildos fue demolida casi en su totalidad y vuelta a levantar en el S.
XVIII. Del edificio original sólo queda el oratorio al fondo del patio. El mihrab
del oratorio es realmente digno de una visita por lo impresionante de su
estructura y sobre todo de su decoración.
4)
La Cartuja:
El
Monasterio de la Cartuja se empieza a construir en 1516 y sus obras se prolongan
hasta el siglo XIX. Estos cuatrocientos años hacen que el edificio sea una
especie de muestrario de estilos, aunque lo que la hace más destacable es ser
la obra cumbre del barroco religioso andaluz.
La
abigarrada y rica decoración interior de la iglesia del monasterio y sus
dependencias, propia del barroco de la primera mitad del S. XVIII, no resulta
pesada a pesar de ser muy recargada.
5)
El Hospital Real:
Fue
fundado por los Reyes Católicos, como hospital para pobres, en 1504. Su
construcción se continúa bajo el reinado del emperador Carlos y hasta el siglo
XVII. Es un edificio de dos pisos, de planta cuadrada, cuyas fachadas tienen una
sobria decoración plateresca. Su interior está realizado en estilo gótico con
bóvedas de crucería. En la actualidad está ocupada por diversas dependencias
de la Universidad de Granada, entre las que se encuentra la biblioteca, con gran
número de códices miniados e incunables.
6)
El Bañuelo:
Alberga
los Baños Árabes construidos en el siglo XI, y es uno de los edificios de este
tipo mejor conservados. Tiene varias salas y las bóvedas, de cañón, están
horadadas con tragaluces de forma octogonal y de estrella. Están situados en la
Carrera del Darro.
7)
Murallas y Puerta de Elvira:
De
las murallas árabes que en un tiempo rodearon la ciudad baja para proteger a la
población hoy en día solo quedan restos de algunos tramos, que incluso se han
aprovechado como muros para las casas, y algunas torres diseminadas por el Albaicín.
La
Puerta de Elvira era una de las puertas de esta muralla que servían como
entrada a la ciudad. De ella, actualmente sólo permanece el arco exterior y
parte de las murallas de la defensa.
1)
Museo Arqueológico:
Está
instalado en la Casa de Castril, palacio construido en el siglo XVI con portada
plateresca. La mayoría de sus piezas proceden de excavaciones de la provincia.
2)
Parque de las Ciencias:
El Parque de las Ciencias es otro concepto de museo distinto al que estamos acostumbrados a visitar. No es el clásico museo de observar y no tocar sino un lugar para “hacer” cosas, tener experiencias y de esta manera tan interactiva ayudarnos a comprender mejor el mundo en que vivimos.